Luego de leer con la atención y el
respeto que se merecen los comentarios acerca de las dudas existenciales que le
genera la participación en este Taller a al colega Mario Leivas, me permito
realizar algunos aportes y reflexiones al respecto, con la intención de ayudar
a disipar esas dudas del colega.
En la conferencia mundial
sobre educación, la UNESCO definió algunas características, actitudes y
aptitudes necesarias en los docentes para el siglo XXI, entre las que se encuentra:
“Emplear las posibilidades que
brinda el desarrollo de las tecnologías de información y la comunicación en el
proceso educativo” (UNESCO, 1998).
A su vez, en el trabajo de investigación Identificación de competencias y características deseables en el profesorado
de ciencias, realizado por el Departamento
de Didáctica de las Ciencias Experimentales de la Universidad Complutense de
Madrid, se afirma: “El profesor es
considerado como un agente capital en los procesos de innovación educativa
(Escudero 1986). Por otro lado, cada vez se avanza más en el paradigma del
profesor reflexivo en la acción (Pérez Gómez 1987, Villar Angulo 1992)…”
De eso se trata la labor docente en nuestro caso, emplear las
posibilidades que brindan las TIC, ser
agentes de la innovación y ser reflexivos en la acción. Pero para lograrlo debemos abrir nuestras
mentes, preguntar lo que no sabemos y experimentar.
Y de eso se trata este Taller.
De cuestionar, de no dar por sentadas como verdades absolutas y únicas
las respuestas a “las interrogantes del
Universo” que tiene “Dios Google”. La mayoría de los docentes de informática
sabemos que los algoritmos de búsqueda que emplea dicho motor de búsqueda,
están muy influenciados por otros intereses que ninguna relación tienen con
nuestras interrogantes.
Y que difícil que es definir el concepto
de “cultura informática”. En el libro de Informática Educativa se señala que el concepto de Cultura
Informática “más que ser un concepto definido, es un concepto en construcción”;
Sánchez J. (Ed. Universitaria, Chile - 1995)
Asimismo, en los Cuadernos de Educación y Desarrollo ( Vol 3, Nº 23, enero 2011),
editados por el Grupo de Investigación
EUMED de la Universidad de Málaga, se afirma que “Los profesores de computación
demuestran una insuficiente Cultura Informática, evidenciada por ejemplo en
que: …Demuestran insuficiente comprensión de las posibles formas de utilización
de la computadora en la escuela lo cual afecta la integración de la computación
en la formación de los estudiantes”
Todas estas referencias no hacen más que
reafirmar cual es la utilidad que entendemos aporta a nuestra labor docente la
participación en este Taller.
Me resultó bastante llamativa y ligera
la afirmación acerca de “la extrema
simpleza del Audacity”. ¿Simpleza
para quién? ¿Para quién está vinculado a una “armoniosa” emisora de FM
o para un docente?. Indudablemente que
el concepto de simpleza sobre el Audacity no será el mismo para quién lo emplea en un aula, que
para quién lo emplea en forma profesional en otra área de actividad.
Tampoco considero que la labor docente
se trate de una encrucijada entre “vivir” o “morir” (…hay otras causas
en la vida, y no precisamente una guerra a muerte a la cumbia villera, que si pueden
justificar el tomar encrucijada de esa naturaleza…) como para emplear esa frase
erróneamente adjudicada a Quino. Al menos
así lo indica el Dios Google, ya que
nos informa de que la autoría de la frase le corresponde a Emiliano Zapata y que quién la dejó plasmada en un texto escrito
por primera vez fue Fernando Valera
Aparicio, último presidente de la República Española en el exilio. También nos dice Google que quién se encargó
de popularizarla fue Dolores Ibárruri,
("La Pasionaria") y que fue Ernesto “Che”
Guevara quién la inmortalizó.
Debo confesar que mi curiosidad también me
llevó a buscar en Google cual era la “capital
del interior”, pero el “todopoderoso”
no supo satisfacer esa interrogante ya que me devolvió resultados
contradictorios, pues mencionaba a Rivera y a Durazno, así que nos quedamos con la
duda de saber que ciudad que ostenta dicho título.
Si debo decir claramente, que a pesar de
su pedido de disculpas, ha herido mis sentimientos y mi orgullo por la tarea
que desempeño al sugerir que quienes aceptamos realizar “esos triviales ejercicios”, los hacemos solamente movilizados por “ma$ dinero”. De todas maneras, considero como atenuante al
juzgar esa afirmación, que su formación en Veterinaria no le haya permitido
discernir claramente sobre los destinatarios de sus palabras.
Por último no quería dejar de mencionar
que lamentablemente el colega Mario Leivas no comparte con nosotros su
concepción de lo que “ES” la “DOCENCIA”, para así comprender el trasfondo de
sus dichos y poder contrastar nuestras opiniones en base a formulaciones
explícitas. Esperemos que a la brevedad
nos pueda iluminar con sus conceptos y quizás lleguemos juntos a la conclusión de que todo se resume a definir de que lado nos ponemos, ante la actitud de abrir nuestras mentes.
Un cordial saludo a tod@s los colegas ¡